El edificio que alberga este Centro de Interpretación tiene paredes de mampostería de pizarra y planta cuadrangular y estuvo en activo hasta los años setenta distinguiéndose en su funcionamiento dos etapas claras y muy alejadas en el tiempo; una alrededor del siglo XVIII, a la que pertenece el molino de viga que alberga en su interior, y otra en los comienzos del siglo XX con una maquinaria moderna movida por la electricidad y que se monta en una sala anexa a la vieja almazara.
La fuerza hidráulica utilizada procedía del arroyo que discurre paralelo al edificio. El agua se interceptaba por medio de una presa y se llevaba al molino por medio de un canal que aún puede verse en el exterior en perfectas condiciones y construido de pizarra.
El proceso de excavación al que fue sometido el edificio ha sacado a la luz, las tinajas «in situ» los canales de desecho y dos hogares muy reveladores que nos acercan un poco más al tipo de fábrica y al modo de vida de un tiempo en el que las jornadas laborales se regían por las horas del sol.