LOS PANADEROS:
Adrián, con 22 años, es la quinta generación al frente del negocio familiar y junto con Gloria, su madre mantienen la mejor tradición panadera de la sierra. Entre harinas de calidad y la arquitectura tradicional de la que además de tahona es la casa familiar, cada sábado siguen horneando los famosos bollos de leche que convocan en su puerta a montones de sibaritas serragatinos.